Mes: septiembre 2006
De la leyenda de sikinia
Test de Myer-Briggs
El temor, fuente de muchos males.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí.
Temía que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún, la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Saludos…
Una historia de Coelho sobre la amistad.
Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando
pasaban cerca de un árbol enorme, cayó un rayo y los tres murieron
fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este
mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los
muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva
condición…).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso,
y
ellos estaban sudados y sedientos.
conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y
entabló con él el siguiente diálogo:
– Buenos días – Respondió el guardián.
– ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
– Esto es el Cielo.
– Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos
– Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián
señaló la fuente
– Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
– Lo siento mucho – dijo el guardián – pero aquí no se permite la
entrada a los animales.
sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y
siguió adelante.
tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una
puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.
cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
– El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
– Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
– Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando
el
lugar – podéis beber toda el agua que queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su
sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
– Podéis volver siempre que queráis – le respondió éste.
– A propósito, ¿cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
– CIELO.
– ¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho
que aquello era el Cielo!
– Aquello no era el Cielo, era el Infierno – contestó el guardián.
falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.
– ¡De ninguna manera! – increpó el hombre. En realidad, nos hacen
un gran favor, porque allá se quedan todos los que son capaces de
abandonar a sus mejores amigos…
inconvenientes personales. Si ellos han estado dándote su amor y
compañía has contraído una deuda: No abandonarlos nunca.
Tener un amigo es un Don.
Conservar un Amigo es una Virtud.
Ser un Amigo es un Honor.